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domingo, 24 de octubre de 2010

Angels. Capítulo 20

Angels.

Capítulo 20

Venganza lobuna

Kat cerró con fuerza sus dientes en torno a un pliegue de piel del cuello de su adversaria. Tiró hacia atrás y sus oídos se deleitaron con el sonido del desgarrar de la piel, varias gotas de sangre le salpicaron el lobuno rostro, pero no por ello soltó a la que en esos momentos era su presa. Runa se debatió, furiosa, pero su avanzada edad hacía ya mella en su fuerza, agilidad y ante todo, vitalidad, todo lo contrario que Katrina, que a sus veintiocho años estaba fresca como una rosa, como una rosa teñida por el odio y la sed de sangre, una rosa negra. Un zarpazo le atinó en el lado derecho del vientre y el pelaje marrón cobrizo de esa zona goteó sangre que no cesaba de emanar de la herida, pero la joven no aflojó la presión de sus dientes. Clavó las uñas de su zarpa izquierda con fuerza en el costado del mismo lado de Runa. La bruja estaba totalmente inmovilizada, y notaba el aliente frío de la muerte delante de su hocico, pero, casi sin pararse a pensarlo, transformó su apariencia en la de una pitón albina. Su largo y escamoso nuevo cuerpo se soltó con rapidez de Kat y se enrolló con fuerza en torno a su cuello, sus colmillos de reptil, fuertes y mortales aunque no venenosos, se clavaron en la yugular de la joven. Kat soltó un aullido de dolor y por un segundo perdió el control de su cuerpo, un craso error, ya que su figura humana era más vulnerable ante la pitón que era en esos momentos Runa. La sangre formaba ya un charco a sus pies, una sangre tanto de una como de otra adversaria. El charco empezó a aumentar ante la fuerza con la que fluía la sangre del cuello de Kat. Ésta intentó agarrar con las manos a Runa, pero fue incapaz, ya que sus dedos y sus palmas empapadas en sangre resbalaban por las escamas del reptil. Si no se la quitaba de encima, estaba oficialmente perdida. El abrazo mortal de la pitón aumento su fuerza, y la licántropa comenzó a ahogarse. Comenzó a toser, y cada vez que lo hacía, tosía sangre. Sentía que sus fuerzas flaqueaban, y su visión se tornó borrosa. ¿Iba a morir así? ¿Dónde se quedaba su venganza? ¿Y su futuro con Saga? ¿Y el ver crecer y convertirse en un adulto a su hermano? ¿Y el reencuentro con Yunia? ¿Dónde se quedaban sus ganas de vivir? ¿Y sus aspiraciones? ¿Y su sueño de convertirse en la mejor modelo de todos los tiempos? ¿Y el invertir dinero en ayudar y salvar a gente que no tenía nada? Se iba a ir todo en un río de sangre. No podía rendirse. No, no y no. Lucharía, cumpliría su venganza y tendría una larga y feliz vida por delante. Entonces, su salvación vino pintada por la arrogancia de Runa. La bruja se soltó y cambió de nuevo su apariencia, volviendo a ser de nuevo la misma vieja bruja arrugada de siempre. Creyendo que ya Kat no tendría fuerzas para levantarse e intentar matarla, se puso de pie al lado de la joven, que yacía tirada en el suelo, bañándose en su propia sangre. La bruja flexionó el cuerpo hacia delante y puso su rostro a escasos centímetros del de la joven.

-Adiós, querida…-le susurró tras una malvada sonrisa.

Kat entonces lo vio claro, su venganza estaba ante sus narices. Abrió los ojos y se transformó en loba con una rapidez desorbitante. Cogió entre sus dientes la cabeza de la bruja y saltó de lado. Quedó entonces erguida, con la cabeza de la bruja sujeta hacia atrás cargando con el peso del cuerpo de ésta, que estaba tirado en el suelo boca abajo y la espalda torcida ante la postura inflingida por Katrina. Entonces, Kat apoyó las patas delanteras en los hombros de la bruja, hizo fuerza y dio giró la cabeza hacia la derecha a la vez que la echaba hacia detrás. El cuerpo decapitado de la bruja quedó bajo sus patas, entonces, abrió la mandíbula y la cabeza de la bruja rodó por el suelo con una mueca de horror pintada en su rostro. Su venganza había sido cumplida. Entonces, su visión se volvió más borrosa aún, su cuerpo volvió a su forma humana y cayó al suelo, inconsciente.