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miércoles, 14 de julio de 2010

Angels. Capítulo 10

Nota: El texto entre ~~~~ está desde el punto de vista de Yunia.

Angels.
Capítulo 10.
La última premonición. Parte 1.

~~~~Parpadeé varias veces antes de abrir los ojos definitivamente. La sensación era muy extraña, me sentía como un fantasma, un espíritu, o simplemente algo que no está ahí... Luché contra la sensación y logré abrir los ojos.

Estaba totalmente oscuro.

Era como una noche cerrada sin estrellas... No, mentira. Una noche cerrada sin estrellas es más clara en comparación con aquella oscuridad.

Me erguí ligeramente y quedé sentada con la piernas estiradas. Apoyé los brazos en el... ¿Suelo? ¿Había suelo? Sea lo que hubiera allí era igual de negro que el resto, aquello me daba mala espina. Me abrumó la sensación de que me mareaba y me llevé la mano derecha a la frente para frenar la sensación. Funcionó. Pero noté algo bastante extraño, mi piel ardía (metafóricamente). Probé a tocarme el brazo izquierdo, mi piel estaba a la misma temperatura. Una temperatura demasiado alta para lo normal. Eso era algo... ¿Bueno? Podría decirse así, porque significaba que no tenía fiebre.

De repente, brilló un puntito rojo escarlata en aquella oscuridad. El puntito se alargó en diagonal hacia abajo para el lado derecho. Sin embargo, no formó una línea muy larga. Se frenó como si la línea de su percorrido hubiera finalizado y, de repente, cayó en forma de dos gotitas escarlata. Observé con cautela la caída de las gotitas. Antes de llegar a lo que se supone que era el suelo, chocaron contra algo y se fragmentaron en gotitas diminutas. Aquel algo contra el que chocaran también era negro. Los fragmentos de las gotitas se dispersaron y una ténue luz blanca y por fín vi que era aquello. Me fijé en los fragmentos de las gotitas, estaban en un cuerpo de... ¡En un cuerpo de lobo negro!

¡Nora! ¡Nora, no!

Me levanté con toda la rapidez que pude y caí de rodillas ante el cuerpo lobuno de Nora. La sacudí por el lomo intentando que despertara. Pero no funcionó.

Estaba fría como un témpano de hielo. Estaba...

...muerta.

Mi mejor amiga estaba muerta. No podía ser cierto, no.

De pronto caí en que una mano descansaba encima del lomo de Nora. Era una mano de chico. De un chico joven.Seguí con la vista el brazo del chico y llegué a su cara. Era Camus. Estendí la mano hacia él para intentar despertarle, pero no hizo falta. Sabía perfectamente que aquello no valía para nada. Porque él... Estaba muerto al igual que Nora.

Las lágrimas me saltaron de los ojos y cayeron sin cesar. Me levanté como pude y heché un vistazo a mi alrededor.

Camus y Nora no eran los únicos que estaban muertos.

Los cadáveres de todos los que conocía estaban a su alrededor.

Oh Zeus. No, no y no. No podía ser cierto. No.

La única que faltaba allí era yo. ¿Por qué?
Encontré la respuesta a mi pregunta rápidamente:
Porque habían muerto por mi culpa. Otra vez. Al igual que mis padres.

Siempre, siempre, siempre... Siempre los que están a mi alrededor sufren las consecuencias.

Siempre.

Busqué entre los cadáveres la melena violácea de Milo. Pero, no...

No estaba.

Quizá se había salvado.

Sí, cabía esa posibilidad.

Esbocé una pequeña sonrisa ante la posibilidad de que estubiera vivo.

Por lo menos él estaba vivo...

De repente, empezó a caer un chorro enorme de agua color rojo escarlata.

Era... sangre.

El chorro venía directo a mí.

Me cubrí la cabeza con las manos y me agaché.
Aparecieron dos, tres, cuatro... Muchos más chorros.

Cerré los ojos con fuerza como si ese gesto fuera a parar la inmensa cantidad de sangre.
Me erguí, abrí los ojos y dejé de cubrirme la cabeza en cuanto noté que había parado de fluir la sangre.

Pero...

Saliera de Guatemala para ir a parar a Guatepeor.

Estaba en una especie de caverna volcánica. De paredes de color rojo.

El suelo estaba encharcado de...

Sangre.

Y esta me llegaba hasta la cintura.

Reprimí una arcada.

Vale, soy fría, pero no tanto como para que aquello no me diera cierta repulsión, una amazona o un caballero normal se habrían desmayado de puro terror.

Noté que una especie de maraña me acariciaba los tobillos.

Lanzé un gritito.

Entonces miré una especie de brillo dorado que se notaba sumergido en la sangre.

Me agaché y estendí la mano hacia él, contemplándome con asco y terror mientras metía la mano y el brazo en la sangre.

Ahora sí que me dió una arcada. Pero me contuve para no vomitar.

Rocé con los dedos una supercie lisa, la agarré y la saqué de la sangre.

Era un casco de armadura dorada...

Más concretamente la de...

¡Escorpio!

Oh Zeus, Zeus, Zeus. Zeus no, por favor.

Empecé a temblar de puro terror y el casco me cayó de las manos y fue a parar a la sangre, sumergiéndose en ella.

De repente la sangre desapareció y vi que era la maraña aquella que me acariciaba los tobillos. Era una melena violácea, oscurecida por la sangre.

Era...

¡Milo!

"Ves, otra vez has muerto los que quieres por tu culpa, Yunia. No deberías acercarte a nadie. Parece mentira que no lo supieras" me dijo una voz que conocía muy bien. era Kartsa con una sonrisa malévola.

Y... Simplemente, chillé con todas mis fuerzas.~~~~


Yunia se despertó chillando. Apartó las sábanas y las mantas con una mano y se quedó sentada en la cama. Temblaba como un flanín y tenía la cara empapada de lágrimas. Se pasó una mano por la frente apartándose el flequillo de la cara y respiró hondo. Llevaba dos semanas teniendo premoniciones hacerca de que le iban a hacer daño a todos los que conocía, pero aquella última premonición le mostraba directamente que si no hacía algo ya tendría la visión de la muerte de las personas a las que conocía.
Yunia volvió a respirar hondo y dejó de temblar. Miró la hora en su reloj. Eran las cinco y media de la madrugada. Todos estarían durmiendo. En ese momento, la Angel Torturada se alegró de haber hecho insonorizar su habitación para pesadillas o premonciones que la hacían chillar mientras dormía.La pelivioleta afinó el oído y oyó las respiraciones de todos los que estaban en la casa. Perfecto, estaban todos dormidos. La chica se levantó con sigilo de la cama y se dirigió al baño de su habitación. Se lavó la cara y eso hizo que pudiera pensar con calma lo que tenía que hacer. Yunia se mordió el labio inferior mientras pensaba. Tenía que hacer algo ya para evitar la catastrófica visión hacerca del daño a sus conocidos. Pronto encontró la solución. Había intentado distanciarse desde la primera premonición de todos mostrándose fría, pero esta última premonición le había demostrado que no era suficiente con mostrarse fría, porque ella en realidad no era así, si no que su verdadera personalidad es de una buena persona, sociable, simpática y agradable, pero tenía que comportarse como la chica fría que no era para proteger a los demás. La solución estaba clara. Marcharse sin que supieran a donde se iba. Yunia cogió su mochila grande y la abrió y pensó rápidamente que era lo que necesitaría, primero, ropa. La chica cogió dos vaqueros, tres camisetas de manga corta y dos de manga larga, luego metió ropa interior. Por suerte, la ropa estaba bien doblada y casi no ocupaba espacio en la mochila,. Segundo, necesitaría su neceser de higiene personal, Yunia fue al baño y lo metió en la mochila. Tercero, un par de tenis de recambio por si se le rompían los que tenía pensado poner para marchar, la Angel Torturada metió sus tenis de marca Nike de color negro. Cuarto, necesitaba dinero para comprarse comida y lo que quuisiera, Yunia hechó mano de su cartera y contó el dinero que llevaba, ochocientos euros en billetes de diez, cincuenta y cien, además de su targeta de crédito. Quinto, las llaves de su coche, la chica miró encima de su escritorio, ahí estaban, al lado del portátil. ¡El portátil, como no! Lo metió también en su mochila junto con el cargador y el USB de Internet. También metió su mívil y el cargador. Yunia miró la mochila que había preparado rápidamente, bien, tenía todo lo necesario. Pero no podía marcharse sin llevarse algún recuerdo, la chica se dirigió a una de sus enormes estanterias que estaba llena de fotografías enmarcadas. Sacó de su marco unas pocas, una de ella y todas sus amigas, es decir, Nora, Livia, Kat y Bella, otra foto de ella de pequeña y sus padres, la única que le quedaba de ellos, a la Angel se le escapó una lágrima, y otra que tenía de Milo escondida al fondo, aunque él no sabía que Yunia tenía una foto de él a pesar de haber dormido en la habitación de la chica cuando fuera la cena. Yunia metió las fotos en su cartera y se vistió. Se puso un vaquero cómodo, una camiseta de manga corta, una chaqueta fina deportiva y sus tenis Nike blancos. Por si acaso también cogió una chaqueta negra plumífera. Yunia miró la puerta de su habitación que daba al pasillo, no podía salir por ahí porque si no la pillarían y su plan de evitar la terrible visión se iría al garete. Entonces miró la ventana. Sí, saldría por la ventana. Pero antes tenía que hacer una última cosa, la Angel Torturada se puso la chaqueta y la mochila a la espalda y cogió papel y bolígrafo. Por lo menos les dejaría una nota. Después de escribirla a toda prisa pero con todo su sentimiento cogió el llavero en el que tenía las llaves de sus dos coches , las de la mansión y las de la casa que había heredado de sus padres en la Antártida y salió de un ágil y silencioso salto por la ventana. Yunia aterrizó de pié en el jardín, Toby echó a correr hacia ella en cuanto la vio y iba a ladrar pero la Angel Torturada aprovechó su capacidad de hablar con los animales para mandarle callar.

-Shh... Escúchame Toby, no ladres por favor, y mucho menos hagas ruido. Me voy para evitar una visión fatal. ¿Vale? Ahora sé buen chico y déjame marchar.-susurró Yunia casi inaúdiblemente.

El perro hizo un amán de haber entendido y siguió a Yunia hasta el gran portal de la mansión.

-Guau guau guaauuu.-ladró Toby en bajo.(P.D:Para mayor comprensión del lector os ofrezco una traducción de lo que ha dicho el perro: ¿No te vas en el coche que tienes en el garaje?).

-No, me voy en el que tengo aparcado al lado de la carretera para no hacer ruido.-murmuró Yunia.

La Angel Torturada abrió el portal, el perro se le quedó mirando de forma triste. Yunia lo cogió en el colo y le dio un abrazo, luego le dio un beso en la frente susurrando un "buen chico" y lo dejó en el suelo. Toby corrió hacia donde estaban los otros perros para decirles que no hicieran ruido y la Angel Torturada se fue.

Corriendo todo lo rápido que podía, en cinco nanosegundos la chica llegó hasta su otro coche. El que los caballeros de oro y Saori no habían visto nunca. Yunia sonrió al imaginarse la cara de los caballeros al ver su otro coche, porque era nada más y nada menos que un Aston Martin V12 Vanquish negro. La Angel Torturada se imaginó como hubieran sido las cosas si Kartsa y Dartsa no existieran, ella y Milo hubieran dado una vuelta en el Aston Martin V12 Vanquish de Yunia y seguramente estarían saliendo, los padres de Yunia seguirían vivos,... Todo hubiera sido de otra forma sin aquellas dos diábolicas hermanas que siempre lo fastidiaban todo. Yunia abrió el coche y metió la mochila en el asiento del copiloto y se subió al coche. Se puso el cinturón de seguridad y miró por última vez atrás musitando:

-Perdonazme, por favor. Pero jamás me perdonaría que os ocurriera nada malo por mi culpa y menos aún si lo puedo evitar marchándome. Es probable que nunca nos volvamos a ver ya que una vez haya pasado el peligro de la visión o bien volveré o lo más probable es que vaya a matar a Kartsa y Dartsa, aunque ellas con todos los secuaces que tienen podrían acabar conmigo. Milo, creeme si te digo que de no ser por que tube la primera premonición la noche del día en que nos conocimos no me hubiera portado nunca así de fría porque yo siento algo muy fuerte por ti...-Yunia se limpió las lágrimas que habían surgido de sus preciosos ojos azules y puso en marcha el motor del coche, la chica recordó que había escrito algo muy parecido en la nota que les había dejado y eso alivió un poco su tristeza.

El ruido del motor del coche fue como un ronroneo cuando este arrancó a toda pastilla.

Mientras, en otro lugar bastante lejos...

Livia se revolvió inquieta en sueños. Se despertó de un salto y miró a su alrededor. No estaba en su habitación. De pronto, recordó todo lo que había pasado y aquello le golpeó en la mente como una maza. Un sentimiento de honda tristeza la empezó a embriagar, sin saber por qué, las lágrimas empezaron a fluir de sus bellos ojos azules. Aquello no era normal, estaba llorando sin ninguna razón.

Pero algo peor siguió a la tristeza. la agonía. Livia se llevó la mano al pecho, respiraba entrecortadamente y sentía un fuerte dolor en el pecho, un dolor que a pesar de todo no era físico.

La chica abrió sus ojos desmesuradamente, aquello era desolador, sentía que todos a los que querían o le importaban estaban al humbral de la muerte. Una serie de imágenes aparecieron en su mente, vio a una chica morena de ojos azules y unos dieciseis años tumbada en una cama y pálida como el mármol, muerta, conocía muy bien a aquella adolescente, era...

Su hermana.

Aurora.

La estaba viendo muerta.

Otra imagen remplazó a la de su hermana muerta, la de una tumba en un suelo negro. Una tumba que tenía grabada una inscripción "Aquí llace Mu, caballero de la orden de oro de Atenea del signo Aries. Descanse en paz".

Livia sacudió la cabeza y su pelo rubio se rovolvió, acto seguido. En la habitacón ya no había una chica, si no un lobo enorme de color crema-dorado. El lobo saltó por la ventana, que se encontraba abierta, y hechó a correr. Al llegar a una colina a unos dos quilómetros de la casa de Katrina y William, el lobo no se contuvo más y aulló con todo su ser. Un aullido de tristeza, agonía y desesperación. Un aullido formalado en un vano esfuerzo de apartar las imágenes de todos a los que el lobo quería.
Livia, en su forma lobuna. Calló su aullido y dejó caer la cabeza. Cansada y avergonzada. Era la segunda vez que se dejaba llevar por el presentimiento de la muerte. La segunda, porque la primera fuera antes de la muerte de sus padres.
Livia se volvió a transformar en humana y contempló el horizonte. No era la única loba que había aullado. Su clan entero estaba aullando en un intento de olvidarse del presentimiento de la muerte y las imágenes mentales que traía aquel presentimiento.

Vio en una colina paralela a en la que estaba a una loba adulta, de pelaje cobrizo que la miraba fijamente buscando una respuesta a aquello.
Livia suspiró y musitó:

-No lo sé Kat. Esto es demasiado. No sé lo que ocurre aquí pero una gran batalla va a comenzar hoy.-dijo Livia en voz baja, sabiendo que Kat, en su forma lobuna, la oiría perfectamente aunque hablara en voz baja.

Kat adquirió forma humana y la miró para luego suspirar y mirar en dirección a su casa.

-Tenemos que volver.-dijo Katrina. Livia la oyó a pesar de la distacia que las separaba.

-Sí.-dijo la Princesa de los Lobos en el mismo tono de voz de antes, el mismo que también utilizaba Kat, una voz baja y triste, la voz de alguien que está sufriendo por los demás.

Las chicas volvieron a la casa de la modelo y se metieron en sus respectivas habitaciones por la ventana.

Kat acababa de entrar de un salto en su habitación cuando oyó que alguien petaba en su puerta.


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