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miércoles, 14 de julio de 2010

Angels. Capítulo 3

Capítulo 3. El beso del hielo ardiente.
Angels.
Capítulo 3.
El beso del hielo ardiente.
Nora estaba en el jardín, al lado de la fuente que representaba a dos delfines,intentando enseñarle a Toby, el Yorksire Terrier que estaba sentando enfrente de ella a dar la patita.
-¿Cómo puedes ser tan bonito y a la vez tan tozudo?-se preguntó a si misma Nora mientras acariciaba la cabecita del perro.
De pronto reparó en un leve movimiento en la persiana cerrada de la habitación de Yunia. No tubo que hacer mucho esfuerzo para saber quien era. Camus. ¿Camus la estaba viendo a escondidas? Su corazón dió un brinco de alegría. Toby pareció darse cuenta porque le mordió ligeramente la mano derecha.
La Angel Caída volvió a la realidad sacudiendo su pelo rojo como el fuego."Fuego. Es irónico, yo soy como el fuego y si embargo amo a un ser de hielo."pensó ella. El perro le volvió a morder. Nora lo miró de hito en hito.
-Vale, vale. Tranquilo pequeñin, ya te hago caso. a ver, dame la patita.
Cuando Nora ya había conseguido que el perro le hiciera caso y estubiera tranquilo, este de pronto dió un saltito.
A la Angel no le hizo falta darse la vuelta para saber quien era.
Para algo era una Angel.
-¿Te acuerdas de que ayer te dije que quería hablar contigo?-preguntó una voz masculina a sus espaldas.
-Sí, claro.-resondió Nora sonriendo mientras se levantaba del suelo y se daba la vuelta. El corazón le empezó a latir más rápido de lo normal al ver a Camus.
-¿Damos un paseo mientras te lo digo?-preguntó él sonriendo al igual que la Angel.
Mientras paseaban tranquilamente por el jardín en dirección al bosque que estaba al lado de la mansión fueron hablando de temas tan livianos como el tiempo, en el que Nora siempre llevaba la razón, las camañas de Navidad, que cada vez se hacían antes...
Ya estaban en medio del bosque donde la vegetación era tan espesa que ni siquiera desde un helicoptero los podrían ver. Nora se dió cuenta de ese detalle.
-Emm... Sí, bueno. Yo quería decirte que...-empezó Camus."Tranquilízate, Camus. Pareces un adolescente de trece años. eres un adulto. Adelante." Pensó el caballero de oro de Acuario.
Nora se acercó un paso más a él y ladeó la cabeza en un gesto inocente.
-Tú querías decirme que...
-Sí, es que yo...
Camus le cogió suavemente la cara con las dos manos y la besó.
Nora nunca se abría imaginado que Camus, el Señor de los Hielos, fuera tan apasionado. Dejó caer sus brazos sobre él cuello de él. "No sabía que el hielo pudiera arder"pensó Nora."Bueno, pues avivemos más las llamas."
Después de separarse, se dedicaron durante unos minutos a sonreirse.
-Bueno, ¿volvemos?-pregunto ella.
-Vale. Bueno, ahora te diré lo que tenía pensado. Nora, te amo.
-No te puedes ni imaginar lo que yo a ti. Eres lo mejor que me ha pasado, Camus. Ojalá nos hubiéramos conocido antes.
-Sí, ángel mío, sí.
Y cogidos de la mano volvieron a la mansión. Pero para los demás no había pasado nada entre ellos, pues no dijeron nada. Pero se había dado cuenta de que se amaban. Y de que abría muchos más besos de hielo ardiente. Tantos que no se podrían contar...

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