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miércoles, 14 de julio de 2010

Angels. Capítulo 6

Angels.
Capítulo 6.
El dolor de una líder.

Un viejo manuscrito celta perdido en las lúgubres telarañas del tiempo dice: "Un verdadero líder sobrepone el dolor de los demás al suyo propio. Un líder sensato es aquel que sabe dejar a un lado sus propios intereses para cuidar los de su pueblo. Un líder sabio es aquel que toma las decisiones justas para todos dejando a un lado sus preferencias. Un líder generoso es aquel que da sin necesitar nada a cambio. Y el líder fuerte es aquel que se deja morir por que la persona que lo podía salvar cure los dolores y penas de su pueblo. El líder definitivo es el que ama (1) más a los demás, aunque sean sus enemigos, que a si mismo".

Ya habían pasado dos días desde el "rescate" de la Joya del Alma y todos estaban reunidos en un templo en ruinas que estaba cerca del bosque. Livia hablaba por teléfono con Bella en susurros y nadie escuchaba nada aunque estaban todos en la misma sala, menos Yunia que estaba muy ocupada curando a todos los licántropos que habían resultado heridos, prácticamente eran todos.

En esto, a Livia, que estaba tranquila como siempre, le cambió la cara a la más pura expresión de preocupación. Mu la miró de forma preocupada.

-¡Y lo somos leches!-exclamó Livia preocupada.

Nora la miró extrañada, ¿Livia gritando cosas por teléfono? Algo gordo tenía que haber pasado para poner a Livia de ese humor.

Un minuto después, Livia murmuró al teléfono un "adiós" y colgó. Ni siquiera se molestó en guardar el móvil, lo dejó encima de la mesa casi tirándolo y salió a toda prisa en busca de Yunia. Cuando la encontró estaba curándole un brazo roto a Will.

-¿Se puede saber qué le dijiste a mi hermana?-le preguntó la Princesa al chico casi gritando.

-Livia, tranquila-dijo Yunia.

-Yo solo le dije que alguien tenía que ir a avisar a la Sacerdotisa de Ártemis. Ni siquiera le dije que fuera ella. Ahora como se lo haya tomado es arena de otro costal. Solo quería que no estuviera aquí para que no la dañaran.-respondió William.

Al ver la total sinceridad en los ojos del hermano de Kat, Livia se arrepintió totalmente de lo que le había dicho.

-Will, lo siento. Perdóname...-empezó la Princesa de los Lobos. Pero él la interrumpió.

-No importa, ya estás perdonada.-dijo Will.

-¿Qué pasó, Livia? ¿Estás bien?-preguntó la Angel Torturada indicándole con un gesto a Will que ya estaba curado y que ya se podía ir. …l le respondió con otro gesto diciéndole que esperara, quería saber que le había pasado a su novia.

-Y estoy bien. Pero Auri (2)... Estuve hablando con Bella y me dijo que en cuanto llegó y se lo hubo contado marchó de vuelta para aquí. Teniendo en cuenta lo rápidos que somos esa noche tenía que estar de vuelta...-respondió Livia.

-Voy a buscarla.´-decidió William.

-No, iré yo. Es mi hermana y mi deber como Princesa de los Lobos es proteger a mi pueblo. Yo iré a buscarla. Intentaré volver lo más rápido posible.-dijo Livia. Yunia la miró de forma dubitativa y luego asintió con la cabeza.- ¿Te encargas tú de decírselo a los demás?-le preguntó a la Angel. Esta volvió a asentir con la cabeza.

Los caballeros y las Diosas vieron salir corriendo a Livia y transformarse, ya fuera, de un salto.

Dos minutos después, apareció de vuelta Yunia.

-¿A dónde fue Livia?-le preguntó Saori.

-Aurora, su hermana pequeña, desapareció. Debería haber vuelto hace dos días.-respondió la Angel Torturada.

Yunia cerró los ojos apoyó los codos en las rodillas y la cabeza en las manos. Tenía cara de concentración.

-¿Qué haces?-le preguntó Saori.

-Escudriñar el futuro a ver si miro algo sobre Aurora.-respondió la Angel Torturada con frialdad (como siempre) y sin dejar de concentrarse. De repente, hizo una mueca de desagrado.

-¿Ya sabes qué le pasó?-le preguntó intrigada Nora.

-Sí.-volvió a responder Yunia.-Sirvientes de Kartsa y Dartsa.-volvió a decir con más frialdad de lo normal.

-¿Otra vez metiendo las narices esas dos?-preguntó con saña Máscara de la Muerte.

-Oh, sí, por supuesto. Pero ellas nunca van, siempre mandan a sus sirvientes.-replicó Yunia.

-¿Cuántos tienen a la Emperatriz?-preguntó Ártemis.

Yunia volvió a cerrar los ojos y luego los abrió.

-Ciento cincuenta.-respondió con tranquilidad.

-¡¿Y Livia va sola contra ciento cincuenta tipos?!-dijo Atenea preocupada.

-Bah. Esos no duran ni cinco minutos.-replicó Nora haciendo un gesto con la mano como si apartara una porquería del aire.

-¿Estás segura?-preguntó Aldebarán.

-Sí. No es la primera vez que pasa así.-volvió a decir la Angel Caída.

-Fue peor cuando secuestraron a cinco niños pequeños.-dijo Yunia.

-Menudo cabreo que cogieron ahí Livia y Kat.-añadió Nora.

-¿No deberían enfadarse las madres de los niños?-preguntó Shion.

-Tres de esos niños eran huérfanos y estaban al cuidado de ellas los otros dos eran Aurora y Will,el hermano de Kat. Se despistaron un segundo y los otros ya se los habían llevado. Pero los rescataron sin problemas, es más, dudo mucho que vuelvan a secuestrar a nadie.-dijo Nora.

-Ya, es muy difícil teniendo en cuenta que está bajo tierra.-añadió Yunia. Cerró los ojos con fuerza un segundo.-Ui.

-¿Qué pasa?-preguntó de nuevo Linda.

-Los del clan de "licántropos" del sur vienen a tocar las narices.-respondió la Angel Torturada.

-¡Otra vez!-exclamó la Angel Caída.-Bueno, se llevarán una pequeña sorpresita al vernos aquí ya que normalmente no estamos.

Las Angels y los caballeros fueron a ayudar, pero Linda y Saori no estaban muy conformes en dejar que Livia se enfrentara a tantos tipos ella sola.

-Ahora ya es tarde. Cuando hayamos llegado la pelea estaría terminada.-objetó Yunia.-Están a 2.000 quilómetros.

-¿No podeis ir vosotras?-preguntó Saori mirando a las Angels.

-No podemos dejar al clan sin ningún jefe, si nos vamos estarían perdidos. Y no lo digo por que considere que no son fuertes si no porque los caballeros negros mandaran al más poderoso a mandar en el clan y eso se disputa peleando. Por lo que perderían. Me guastaría ir a ayudar a Livia, pero me mataría por dejar al clan.-explicó Nora con cierta tristeza. Yunia asintió con la cabeza, ella también lo pensaba así.

-Entonces nadie puede ir...-dijo Linda con tristeza.

-Espera... ¡Mu,tú puedes ir!-exclamó Saori.

-Sí, Atenea.-dijo el Santo de Aries.

-¿Puede ir?-preguntó sorprendida Ártemis.

-El caballero de Aries puede teletransportarse.-dijo Atenea.-Ve y trae a Livia y a Aurora.

El caballero asintió, hizo una reverencia y se teletransportó pensando en Livia(que por cierto la recordaba de maravilla).

Cuando el Mu apareció en medio de aquel bosque se encontró a una Livia en forma de lobo apunto de desmayarse del cansancio y el dolor de sus heridas protegiendo a un lobo joven de color gris plata.

Al ver al caballero, Livia se quedó sorprendida y se despistó. Un despiste fatal, ya que un caballero negro en forma de lobo saltó hacia ella mordiéndole la pata delantera izquierda. La Princesa dejó escapar un pequeño gemido de dolor, casi inaudible, y atacó sin piedad al lobo.

-¡Por la Extinción de la luz estelar!-atacó el caballero de Aries.

Todos los caballeros negros, tanto en forma de lobo como en forma normal, cayeron muertos al suelo.

-Livia, ¿estás bien?-dijo el caballero corriendo y arrodillándose delante de la loba color crema-dorado para estar a su altura. Ella asintió con su cabeza lobuna, pero al hacerlo, le falló la pata delantera derecha y se cayó. Mu la cogió rápidamente.

La Princesa de los Lobos adquirió su forma humana.

-Yo sí, pero Auri no tanto.-dijo Livia levántandose(bastante malamente) y agachándose hacia la loba
gris-plata. La tocó con la mano en el lomo y esta se transformó en forma humana. Era una chica de unos quince años, de pelo castaño, alta y con buena figura por ser "licántropa". La balanceó or los hombros intentando despertarla.-Aurora, ¿me oyés? Aurora. Aurora. Auri.

Mu se puso a su lado.

-Está bien, tranquila. Solo está inconsciente.

-¿Cómo lo sabes?-preguntó Livia con lágrimas en los ojos.

-Al ser caballero de oro de Aries puede teletransportarme y curar a la gente. Se despertará mañana, necesita descansar. Y tú también.-añadió mirando a la Princesa.

-No. Estoy perfectamente. No necesito descansar sabiendo que el clan del sur está atacando a mi clan.-dijo Livia secándose las lágrimas. Bueno, más bien, en un intento de secárselas porque volvieron a brotar.

Mu la abrazó. Algo que chocó bastante a Livia, pero al final esta respondió a su abrazo y apoyando la cabeza en el pecho de él lloró en silencio.

-¿Estás mejor?-le preguntó él aflojando los brazos para poder mirarla a la cara. Ella irgió la cabeza, soltó los brazos y asintió.

-Gracias.-murmuró ella. No murmuró por el cansancio ni el dolor de sus heridas(que no eran pocas ni precisamente leves),si no por la vergüenza.


Mu se dió cuenta de que aún estaba abrazándola y que ya no era necesario. Un rubor del mismo color del pelo de Nora(vamos, un rojo muy rojo) tiñó su mejillas. Se soltó y bajó la cabeza.

Livia le miró y sonrió. Ya le había parecido encantador y guapo antes pero ahora que había comprobado como era de verdad le había gustado más, y eso que ella estaba convencida de que era imposible ser mejor persona.

Mu la contempló un instante y se dio cuenta de que realmente la quería y dejando el rubor aparte, la devolvió la sonrisa. El caballero cogió a Aurora en brazos y los teletransportó, a Livia, Aurora y él, al viejo templo en el que las Diosas aguardaban su llegada.

Saori y Linda aguardaban sin hablar preocupadas al caballero y a las dos "licántropas". Cuando el caballero apareció delante suya, Ártemis dio un brinco por el sobresalto. No estaba acostumbrada a ver aparecer y desaparecer a la gente. Y debería estar acostumbrada estando rodeada por las Angels, sacerdotisas que meditan cinco metros, "licántropas".

El caballero dejó a Aurora tumbada en lo que era una vieja mesa de piedra y poniéndole la mano en la frente la curó. Las Diosas, al ver las heridas de Livia, se quedaron boquiaviertas. La mayoría era muy graves.

Livia iba a marcharse cuando Mu la sujetó por el brazo y le dijo:

-Espera a que te cure las heridas.

-No, hay gente de mi clan mucho peor que yo. Cúralos a ellos, no a mí. No me hace falta.

-Pero Livia...

Pero la mirada de la Princesa no admitía réplica. Se zafó de la mano del caballero y saltando a fuera se volvió a transformar en lobo.

-Livia...

Las Diosas no pudieron evitar sentirse un poco mal. Livia tenía un caracter extraño. Pero totalmente de una líder.

-Aguantar semejante dolor por que se mejoren los demás...-empezó Atenea.

-Eso si es ser una líder de verdad...-acabó Ártemis.

-¡Mu! Vete a ayudar a Yunia a curar a los heridos.-dijo Saori mientras ella y Linda se dirigían a Aurora a darle energía para despertarse antes.

El caballero asintió. Y muy preocupado pero a la vez orgulloso por Livia, fue a ayudar a la Angel Torturada con la imagen de Livia sonriendo en la mente.

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