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miércoles, 14 de julio de 2010

Angels. Capítulo 11

Angels.
Capítulo 11.
La última premonición. Parte 2.

-¿Kat? ¿Puedo pasar? Me gustaría hablar contigo.-dijo al otro lado de la puerta Saga.
Katrina contempló su aspecto antes de contestarle. Su ropa estaba bien, una camiseta de manga corta añil y unos pantalones cortos de deporte, por suerte ni su ropa ni ella tenían síntomas de haber corrido por el bosque. La chica se quitó la única prueba de su escapada de la casa, una hoja enganchada en su pelo, se adecentó un poco y le respondió a Saga.
-Sí, claro. Pasa.
Saga abrió la puerta, entró y la cerró cuidadosamente tras de sí sin hacer ruido.
-¿Qué es lo que pasa, Kat?-le preguntó él viéndola con preocuación a los ojos.
-Nada, nada.-dijo ella. Katrina se apartó del alfeizar de la ventana y se sentó en la cama indicándole con un movimiento de cabeza a Saga que podía hacer lo mismo si quería.
En ese momento Kat se alegró de haber sido siempre una persona ordenada, ya que su habitación estba impoluta y no quería que SU Saga la viera de otra forma. Saga se sentó a su lado y le cogió el rostro entre sus manos, examinándoselo cuidadosamente.
-¿Seguro que estás bien?-volvió a preguntar él, estaba muy preocupado por el aspecto que tenía Kat.-¿Has estado llorando?
Katrina clavó la mirada en sus pies, concentrándose en que su rostro no delatara la tristeza que tenía en esos momentos por haber visto aquellas imágenes que traía consigo el que todas las personas que poseían la cualidad de transformarse en lobos (como el clan entero de Livia, por ejemplo) presentieran la muerte.
Saga inclinó la cabeza hacia un lado para ver a la chica a los ojos.
A ella aquel gesto le pareció muy tierno. Y le encantaba que los hombre de vez en cuando hicieran algún gesto tierno como aquel.
-La verdad, es que yo...-musitó Kat. El labio inferior le tembló, y las lágrimas surgieron de sus ojos verdes. Inundando su rostro. La chica gimió de tristeza y se abrazó a él, apoyando la cabeza en el pecho de él y llorando.
Saga la abrazó con su brazo izquierdo mientras le acariciaba el pelo con su mano derecha.
-Kat, ¿qué te pasó? ¿Estás bien?
La chica se logró controlar y frenó su llanto. Levantando la cabeza, le miró a los ojos.
-Estoy bien, Saga. El caso es si tú lo estás. Tú, Will, mis amigas...
-¿Qué? claro que estoy bien, al igual que los demás. Kat, ¿qué ocurre?
-Ojalá pudiera contartelo, pero antes de eso tengo que pedirle permiso a Livia. Secretos de lobos.
-Kat... No voy a permitir que ningún secreto de lobo te haga estar así. Cuéntamelo, por favor. No me gusta nada verte así, es más, me horroriza.
-Te juro que te lo contaré si es eso lo que quieres, pero necesito permiso la de Princesa de los Lobos para poder decírtelo.-le replicó Kat aún con lágrimas en los ojos.
-¿Y mi sello?
-¿Sello?
-El sello del juramento.-se aclaró él limpiándole a Katrina sus últimas lágrimas.
-Mmm... Un sello para el juramento dices...-dijo Kat finjiéndo que no sabía a donde quería llegar a parar Saga, aunque lo sabía perfectamente.
Kat se liberó del abrazo de Saga y le emujó con una mano para que se tumbara en la cama. Se puso encima de él y le besó todo lo apasionadamente que podía. Luego se apartó y se quedó mirándole a los ojos muy fijamente.
-¿Ese te vale?-le preguntó ella con picardía.
-Supongo que tendré que darlo por válido.-le repuso él sonriendo pícaramente.
Kat se levantó de encima de él y se sentó a su lado. Saga también se sentó.
-¿De qué querías hablar conmigo?-le preguntó Katrina. La tristeza parecía haberse esfumado de la chica que en esos momentos sonreía abiertamente.
-Oh, es cierto. ¿Por qué me escogiste a mí?-dijo Saga.
-¿Qué por qué eres tú y no otro?-preguntó Kat abriendo los ojos en un gesto de "¡¿no lo sabes?!".
-Sí, eso mismo. Si algo te sobra serán pretendientes mejores que yo.
Kat hizo un gesto con la mano de "quita, quita" y le replicó.
-No hay nadie mejor que tú. Además, todos se fijan principalmente en mí por dinero. Y si no es ese el caso es solo por...-Katrina bajó la cabeza sonrojada. La chica le miró para ver si sabía de lo que le hablaba. pero Saga tenía una expresión de desconcierto. Realmente no sabía a donde quería ir a parar Kat.
-... Por... Bueno, por tener sexo.-dijo Kat con la cabeza gacha por la verguenza.
Saga abrió sus ojos desmesuradamente.
-¿¡Qué!?-exclamó a voz en grito.
-Shhhh... Aún se van a enterar de que estás aquí.
-Perdón... Pero, es que no puedo imaginarme que... Bueno...-dijo Saga con la cabeza gacha el también, pero entonces miró fijamente a Kat y le sonrió de forma totalmente pícara. Tenía una idea.
Él la empujó suavemente para que se tumbara en la cama y se puso encima de ella, tal como Kat había hecho antes con él solo que ahora al revés. Entonces él le susurró de forma sexy a ella:
-Mmm... Pero a mí no me gustas por ninguna de esas dos razones, me gustas por ser como eres... ¿En mi caso te molestaría que quisiera acostarme contigo?
-Por supuesto que no.-le respondió ella recorriendo con sus dedos el torso de él.
-Bien.-dijo Saga acariciando el costado izquierdo de Kat con la mano, llendo de sus caderas hasta el pecho, de su pecho a sus caderas y así sucesivamente.
Kat cerró los ojos y disfrutó de la sensación.
Entonces Saga la besó con suavidad en los labios y luego por todo el cuello de la chica. Conforme iban bajando sus besos por el cuello de ella esta cada vez respiraba más entracortadamente, cerca del jadeo.
Pero entonces, sonó el teléfono de Katrina.
Él hizo una mueca de desagrado y se sacó de encima de ella tumbándose a su lado.
Kat suspiró y respiró hondo para relajar su agitada respiración. Estiró el brazo derecho y cogió su móvil sin levántarse ni sentarse, de la mesilla de noche, que sonaba sin parar con la música de "It's my life" de Bon Jovi. La chica abrió el móvil, que era de tapa deslizante de color negro y marca Samsung muy moderno, y contestó a la llamada.
Saga mientras le acariciaba el pelo a Kat.
-¿Sí?-dijo Katrina.
La voz que sonaba al otro lado hablaba muy bajo pero Saga lo oía perfectamente.
-Hola Kat.
-Hola Nora.
-Yunia se ha ido...-susurró Nora al otro lado del teléfono, parecía triste, y no era para menos, su mejor amiga se había marchado y era probable que no la volvieran a ver.
-¿¡Qué!?-exclamó Kat abriendo los ojos y sentándose.-Explicame eso.
Saga se incorporó y apoyó la cabeza en el hombro de Kat, para escuchar mejor y para estar más cerca de ella con un gesto cariñoso.
-Sí, verás...-dijo la voz de Nora al otro lado.
Nora se lo explicó todo a Kat y para la modelo y Saga fue como un auténtico Flash Back.
Flash Back.
Nora andaba por el pasillo de la mansión con aires de preocupación. Tenía una extraña sensación. Los caballeros acababan de levantarse y observaban con curiosidad a la Angel Caída que andaba de un lado para otro sin parar, con la cabeza gacha y actitud pensativa. La chica miró duvidativa durante un segundo a la puerta de la habitación de Yunia. Luego observó su relog.
-Bueno... Supongo que algún día se tenía que quedar dormida...-dijo Nora encogiéndose de hombros.
La chica se dio la vuelta y se quedó mirnado al grupo de caballeros de oro que se hospedaba en su mansión.
-¿Vamos a desayunar?-preguntó la chica.
Luego todo se volvió borroso y entonces se vieron a Nora, Milo, Aldebarán, Aioria, Aioros y Máscara Mortal en la bilioteca de la mansión. Nora estaba leyendo un libro antigüo cuando lo cerró de golpe y dijo:

-Bueno, ya vale.-la pelirroja se levantó y se encaminó a salir de la habitación.

Los caballeros la miraron extrañados pero pronto se dieron cuenta de lo sucedido.

La noche anterior un numeroso grupo de caballeros negros había atacado la mansión. Aunque habían acabado rápido con ellos, Yunia se encerró en su habitación depués de la batalla y aún no había salido.

Nora salió al pasillo y cerró la puerta detrás de si y hechó a correr. Tenía una mala sensación, una muy mala sensación. Llegó a la habitación de Yunia y abrió la puerta de golpe. Con las prisas y los nervios le dió con demasiada fuerza a la puerta (aunque había sido poquísima), las bisagras de esta chirriaron como protestando y la puerta se astilló donde las bisagras estaban sujetas a la puerta con tornillos. La Angel Caída entró con rapidez en la habitación.

La encontró vacía. Estaba perfectamente ordenada, pero la Angel Torturada no estaba en ella.

Desolada, Nora reparó en que había cosas que ya no estaban en la habitación de la Angel Torturada. Las cosas que Yunia se llevaría si se marchara sin saber cuanto tiempo iba a tardar en volver. Nora reparó entonces en que en el alfeizar de la ventana había un trozo de papel. Nora cruzó la habitación y lo cogió. "Las premoniciones han llegado ha su punto culminante. La que he tenido esta noche has sido la última antes de la catastrófica visión. Parece que estas palabras no tienen sentido, pero lo tienen. Y demasiado. Llevo teniendo premoniciones de una visión en la que vosotros moríis desde que conocimos a Atenea y sus caballeros. Nora, te agradecería que les explicaras lo de las premoniciones. Por esos hechos he decidido irme. No me intenteis buscar, porque no me encontraríais. Entendezlo, por favor. Esto no es fácil, pero es lo mejor. Solo os pido que lo entendais, odiazme por esto si quereis, pero intentar entenderlo. Tengo que hacer algo para cambiar el Destino antes de que tenga la visión, porque en ese momento ya no habrá vuelta atrás y todos morireis, incluidas vosotras, Atenea y Ártemis. No puedo deciros si volveré o no, porque, sinceramente, no lo sé. Al irme estoy cambiando el Destino y evitando vuestra muerte, así que os agradecería que lo comprendierais. Por favor, es lo único que os pido. Entendezlo. Un aviso, Kartsa y Dartsa atacaran al Santuario en una semana. Adiós, firmado: Yunia." leyó Nora.
Fin del Flash Back.
Kat y Saga se quedaron sin habla.
-Oh, vaya... Ahora lo comprendo... Pobre Yunia...-le musitó Kat al teléfono.
-Voy a ir al templo de Bella para decírselo. Hay que deshacer los grupos. No sirven de nada. Tenemos que ir al Santuario y organizarnos. Ya avisé a Livia de lo sucedido sineto haber molestado...
-No tranquila... Gracias por avisarme antes de que me enterara por Livia...
-Bueno... Avisame de la decisión de Livia, ¿vale?
-Vale.
-Chao.
-Chao.-dijo Kat, Nora colgó y la modelo cerró su teléfono.
Saga abrazó a Kat. Ella se dejó caer y apoyó la cabeza en el hombro de él.
-Oh, Zeus. Pobre Yunia. ¿Qué más le tenía que pasar? ¿Se puede saber que ha hecho mal ella para que le pase todo esto? ¿No le llegaba a esas imbéciles de Kartsa y Dartsa con lo que le hizo Dartsa a sus padres que ahora le hacen esto?
-Kat... Tranquila.-le dijo Saga intentando calmar a la chica, que temblaba de ira y rabia.
-No, tranquila no. No me puedes pedir que estea tranquila. Yunia es mi amiga y odio que tenga que pasarle esto.
-Kat no te entiendo...-musitó Saga. La chica se relajó y le miró a los ojos.
-Kartsa y Dartsa son dos hermanas malignas que quieren governar el mundo. Y Yunia y Nora son sus objetivos número uno porque son las que tiene más posibilidades de matarlas. Además, Yunia y Kartsa tienen una cuenta pendiente que zanjar.
-¿Una cuenta pendiente?
-No debería decirte esto... Kartsa asesinó a los padres de Yunia delante de ella cuando Yunia tenía solo seis años.
-Que horror...-musitó Saga, realmente aquello era terrible.
-Lo sé... Por lo visto Kartsa y Dartsa han decidido actuar.
-Bueno, yo vuelvo a mi habitación para disimular. Kat... ¿Estarás bien?-le preguntó Saga separándose de ella y levántandose.
-Sí. Vete, no vayan a sacar conclusiones precipitadas.
Kat se levantó y acompañó a Saga hasta la puerta. Antes de salir, Saga empujó con suavidad a Kat contra la pared y se acercó a ella poniendo sus brazos en paralelo con los hombros de la chica, de forma que Katrina no se pudiera mover hasta que Saga se apartara.
-Tú y yo tenemos algo pendiente...-susurró de forma sexy Saga acercándose hasta quedar pegado a ella. Saga apartó su brazo derecho de la pared y abrazó con él a Kat por la cintura. Kat rodeó la pierna izquierda de Saga con la suya derecha. Ambos se miraron fijamente.
-Sí... No lo olvides...-susurró ella de forma provocadora.
Se besaron y Saga se fue con sigilo de la habitación de la chica.
Cuando ya estaba sola en su habitación, Kat controló su respiración agitada y se vistió para luego ir a la cocina. Donde en pocos minutos se reunirían todos.


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